Érase una vez una estrella que todas las noches se escondía detrás de su amiga Lila.
La estrella lloraba todas y cada una de las noches, y su amiga intentaba consolarla, pero no lo conseguía.
La estrella lloraba todas y cada una de las noches, y su amiga intentaba consolarla, pero no lo conseguía.
Decía que quería ser una bonita estrella fugaz para siempre.
Unos niños que se acercaron la vieron tan triste... La estrella de nuevo se intentó esconder; pero lo malo era que ella era más mayor que su amiga y se la veía más de medio cuerpo. No pudo esconderse a tiempo: ya la habían visto como una horrible y fea estrella normal.
Su amiga Lila ya no estaba, sólo quedaba ella.
Estaba amaneciendo y ella seguía iluminada.
Los niños la volvieron a ver al día siguiente y se presentaron:
-Hola, yo me llamo Arancha -dijo la hermana mayor.
-Hola, yo me llamo Jonatan -dijo el hermano mediano.
-Hola, yo me llamo Leonard -dijo el hermano pequeño con dificultad.
Poco a poco se fueron haciendo amigos la estrella y los niños.
La estrella les contó lo que la pasaba llorando con mucha tristeza.
Al día siguiente, los niños encontraron una solución: pintar un cartón y echarle purpurina.
En ese mismo instante se lo dieron y la estrella Lila apareció, y vio a su amiga con la cola de estrella fugaz más reluciente de todo el Universo.
La estrella les dijo que ya había hecho realidad su deseo y que no lo habría logrado sin su ayuda.
Y desde entonces la estrella y los niños son y serán muy buenos amigos. Y por cierto, se ven siempre.
FIN
----------------- HECHO
POR:
ANDREA.
CURSO:
1º F.